Y llegó el circo, vienen a hacer negocio en nuestra ciudad sin ser de ella, y debemos soportarlos durante toda su estancia con la promoción mediante autos parlantes que afectan el nivel sonoro que debe tener una ciudad que pretende albergar a los turistas que buscan distensión y silencio.
Todos lo años es lo mismo, acaso no existen administradores con sentido común que lo impidan, en algunos lugares de la costa están prohibido tanto los circos como los parques de diversión.
Sin bien en otros países algunos miembros de la familia real, son los principales promotores de la actividad circense, como en Mónaco, no creo que se les permita promover la asistencia al espectáculos mediante megáfonos que recorran la ciudad de Monte Carlo, donde sólo esta permitido que los aturdan con la carrera de formula uno.
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