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miércoles, 23 de noviembre de 2016

ELSA DIXIT

En la noche del día martes asistí a la audiencia pública realizada por la municipalidad de la ciudad de La Falda, dando participación a la población del anteproyecto de licitación del servicio de transporte público, del que me convertí en usuario después de haber sido expulsado como tantos otros del servicio de remises.

El informe realizado por el secretario de Desarrollo Institucional fue mas que abundante, a tal punto que me permito considerar que muchos de los asistentes quedaron agobiados por el tiempo y la cantidad de consideraciones expuestas, si bien confesó cierto desconocimiento a las condiciones actuales del servicio.

No me quedó claro como funciona la "entidad" cuatripartita integrada por los cuatro municipios del recorrido, tampoco quien ejerce el poder de policía, ni si la tarifa necesita ser autorizada o es fijada libremente por el prestatario, ni los nuevos recorridos posibles  a ser resueltos a posteriori.

Mi esposa me había pedido que propusiese se divida el servicio en tres prestatarias diferentes una por cada recorrido, que dejo expuesta en este acto como un apartado "Elsa dixit".

La propuesta presentada por el Concejo de la ciudad, de exigir la plantación de una determinada cantidad de árboles para absorber el dióxido de carbono me pareció muy atinada.

Todo pareciera esta dirigido a mantener a la empresa Lumasa, que no esta mal, porque desde su ingreso se ha marcado un antes y un después en el servicio urbano, y que sea rápido para que repongan nueva unidades y den de baja a las actuales ya ruinosas y ruidosas que piden un recambio.

Hubo un planteo de un transportista, que marcó la dificultad para unidades bajas aptas para personas con capacidades reducidas en los caminos actuales, al respecto quiero señalar que los buses del servicio urbano de Innsbruck son marca Mercedes Benz, cpon altura regulable y cuando llegan a la parada la reducen y se recuestan sobre el lado de ascenso de los pasajeros, con puertas amplias que permiten el acceso de las personas incapacitadas.

Tal vez sean costosos pero quizás valga la pena el desafío, tienen una maniobrabilidad asombrosa, con recorridos en calles de doble mano, angosta que entre nosotros sería de una mano, pero se esperan pacientemente.








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