EL SILENCIO TAN TEMIDO

Salimos Domingo por la tarde a caminar por el centro a las seis de la tarde, esperando ver la concurrencia de turistas, y nos sorprendimos, poca gente de los nuestros y menos de los visitantes, sí agrupados alrededor del "tablao" central los participantes de la competencia estaban recibiendo sus premios.

El locutor a voz de cuello, y a los gritos destemplados procuraba entusiasmar a la concurrencia y espantar al restos de los transeúntes de las inmediaciones, en un auténtico aquelarre de gritería salvaje.

Lamentablemente generalmente es lo mismo con los locutores en cada uno de los espectáculos, debe ser mucho pedir se regule por parte del municipio las formas y sólo permitir el uso de los altavoces  a personas  que reúnan las condiciones mínimas de locución, con tono modulado y coloquial que permita disfrutar el mensaje.

Por supuesto huimos y subimos por la calle 25 de mayo, donde sólo éramos atacados por el ruido atronador de los escapes de motos, bueno sobre ello será otro despacho, lejos quedo aquello que se decía durante antiguas décadas  que "el silencio es salud".

Desde mi casa a once cuadra de la ruta nacional se escucha el tronas de los escapes de autos y motos a partir de la calle 25 de mayo y hasta la curva de la muerte, y viceversa, fácil es solucionarlo, sólo hay que proponérselo.