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domingo, 15 de mayo de 2011

EL MODELO ALVEAR

Nada se debe a quien ha accedido con dudoso computo de votos y hace lo que las circunstancias le imponen, además si en el ejercicio del cargo han recibido remuneración por su trabajo, se han enriquecido y han obtenido ventajas para sus emprendimientos personales son ellos los que deben, mucho menos al haberse desenvuelto con actitudes caprichosas, con orgullo, soberbia y total desapego a los principios básicos de humildad que exige un cargo electivo.

—Che, Marcelo —le dijo Veronelli—, preparáte porque dentro de poco... vos que sos fanático de la ópera...
—¿Qué pasa? —preguntó Alvear.
—No, que se viene la gala del 25 de mayo...
—¿Y?
—Y... que tenés que decir en cuál de las cuentas de la Presidencia ponemos los gastos del ambigú.
La pregunta era lógica, pero el Presidente se enojó:
—¿Pero vos estás en pedo? ¿Cómo se te ocurre que les voy a cargar a los contribuyentes la fiesta para esos vagos, esos diplomáticos que van a venir a chupar...? ¡De ninguna manera!
Inmediatamente se dirigió a su contador:
—A ver, Tito, de los bancos míos, ¿en cuál conviene?
—Y... en el de Boston.
—Bueno: al Boston.
Durante los seis años que duró su mandato, el presidente Alvear pagó de su bolsillo todos los ágapes ofrecidos en las funciones de gala, que a menudo eran más de tres por año, si se cuenta las organizadas en honor de visitantes ilustres (Georges Clemenceau, Eugenio Pacelli, Umberto II de Italia, el Príncipe de Gales...).
El de don Marcelo es un caso quizás único en la historia: fue un primer mandatario que dejó el cargo con su fortuna disminuida. Lo prueba el hecho de que en 1928 loteó su quinta en Don Torcuato para vivir de las rentas, y que aun así no podía darse los lujos de antes. Desde ese año, Alvear y Pacini siguieron contándose entre los abonados al Colón, pero ya no en palcos separados: los dos juntos, y en cazuela.

Por eso se impone el juicio de residencia de los espñoles para los funcionarios que terminaban el ejercicio del cargo, para ver sus cuentas antes de asumir y después del cese.

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