Tengo placeres de limitado alcance, el mas importante es salir a tomar un café en las confiterías de la ciudad de La Falda, que los tiene importantes y a valores ahora razonables, ciertamente constituyen una plus valía de la oferta turística de la ciudad de La Falda.
Prefería tomarlo en la barra y uno de los mozos de me acercaba y no dejaba de hablarme, sin que el propietario disciplinara a su empleado a los fines de hacerle entender que el cliente no asistía para entablar relaciones sociales con los mozos.
A modo de ejemplo señalo, cierta vez en una restaurante de Washington, un mozo de origen colombiano intentó conversar con una delegación argentina que habíamos ido a comer, inmediatamente fue reprendido por el encargado, impidiéndole acercarse nuevamente a la mesa.
En la misma confitería un mozo gordito intentó en tres oportunidades cobrarme valores que no eran los correspondientes, ergo no tomo mas café en dicha confitería.
Por tanto de cafetero me estoy convirtiendo en abstemio.
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