Nos encontramos con la ciudad totalmente tomada por propios y ajenos, todas las confitería llenas y los bares también, nunca vi a la ciudad así, con colas esperando mesas, mientras la locución a cargo impecable de Dani Capdevila, excelente anunciaba el evento y de la orquesta.
El nombre de la orquesta está enraizada con La Falda, porque oriundo había un sastre de apellido Caligaris que de buenas a primera abono la profesión y se dedicó a hacer propalación móvil por varios años, en competencia con el legendario Luján, pero a diferencia de este con una dicción desopilante que convocaba a la risa inextinguible de los dioses
Las comparsas, dos, hacían "qui qui podían" con mayoría de niños, y padres que los acompañaban desde la vereda, con un buen trabajo de recuperación de la niñez en un barrio que merece la atención de la comunidad en general por deficit de diferentes etiologías.
Los tambores de ambas dos, sonaban al extremo, superaban a los tambores de Ongamira, que convocan para el día del equinoccio, como impúberes, espero que Goyo los haya escuchado para transmitirle a los suyos lo que se logra con tambores en La Falda.
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