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viernes, 5 de mayo de 2017

DEL SILLÓN AL TALLER

Dicho sea al pasar hoy me sentí como en Innsbruck con el barrido mecánico de las calles, el ruido es el mismo, con mas o menos colores del camión. Se puede pensar en un pueblo del primer mundo cuando las calzadas lucen lustradas.

Einstein guardaba reserva respecto a su destino de científico y no descartaba hubiera sido fontanero para alcanzar una mejor existencia.

Traigo a colación la cita por cuanto desde mi regreso de la vacaciones he tenido que realizar  tareas de fontanero  a destajo y todavía me queda pendiente la reinstalación del lavatorio del baño cuya entrega recién será dentro de 20 días por el corte del mármol y el pegado de la pileta.

En el entretiempo entre, el estudio, la lectura de los diarios, y los post en mis blog , realizo una  nueva puerta mosquitero para la entrada del fondo, en cumplimiento de la orden impartida por Elsa. reemplazar la existente que ya no luce en buen estado.

No se si la nueva será mejor, la otra también fue de mi propia factura.

Los Benedictinos tenían la máximas Laborare y Orare, en mi caso, Estudiare y Laborare, medio día para tareas intelectuales y el resto para  las manuales, así unas y otras se potencian, y todo el día que el pensamiento seas una oración.

Una canción de María Elena Walsh decía, los ejecutivos van del sillón al avión, en mi caso es del sillón al taller y tal vez una vez al año, al avión

Parte de mi taller y la nueva sierra circular de banco

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