El vino nace en Armenia, dicen que Noe, cuando descendió del Arca, se rechupó, tal como en el idioma vernáculo que dice de los que han tomado en exceso, y la uva es fruto de la parra, planta que ciertamente no puede estar ausente en la casa de un descendiente de armenio, así cuido de la mía de poco fruto pero muchas hojas.
Uno de mis pequeños lujos me lo dí en Armenia, tomando vino marca Armenia.
Mi abuelo, hasta con el último hilo de vida pidió dirigirse a San Marcos Sierra, porque quería comprar una viña.
Pero la historia de la parra, viene por el centenario poeta chileno ganador del premio Cervantes, Nicanor Parra, que se permite hacer cierto lo que es la divisa de uno de mis blogs Según Pasan Los Siglos, padre de Violeta Parra es un profesor de física devenido en poeta, que tiene en el frente de su casa una enorme cruz en cuyo centro colocó una leyenda "VOY Y VUELVO".
Curioso, Ernesto Sábato, fue un físico argentino devenido en escritor y también vivió un siglo, bueno en realidad casi un siglo murió 45 días antes de cumplirlo
Según me informara don Daniel Gomez, nosotros en la ciudad de La Falda tenemos también un Parra, amigo del fruto de la parra, pero hecha vino, que sale de parranda y se VA por largas temporadas de su casa y VUELVE cuando agota sus recursos pecuniarios, porque los físicos nunca.
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