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miércoles, 25 de abril de 2018

7.- RUMBO A POTOSÍ

7.- Mochila al hombro, con provisión de yerba mate, yerba buena y peperina, termo lumilagro de chapa que les regaló el hermano del autor, comprado en el año 1963 en el viaje de estudio en el bazar Dos Mundos de Buenos Aires,  valijas prestadas por el pelado, en el taxi de Her Negro Heredia, rumbo al aero club de La Cumbre, donde los vino a buscar un DC 3, de Aerolineas Argentinas, el mismo que durante años cubría el servicio Aeroparque-La Cumbre, cuyo agente era don Mario Micca en La Falda.

El gobierno de la Provincia de Córdoba le proveyó la nave para ser utilizada durante todo el periplo, en la trompa pintada de rojo a la derecha tres burros cordobeses sobre el fuselaje de un comet 4, precedido por un drone atacado por un cóndor.



Refaccionado en la fabrica militar de aviones de Córdoba, tres tripulantes cada uno con su correspondiente paracaídas de pecho, marca  "por la dudas", el del capitan tenía la foto del monumento al gran Capitan Gonzales Fernandes de Córdoba, erigido en la ciudad de Córdoba España, el del piloto que sería ademas mozo de abordo, el de Quinn y el del tercero algo borroso no podía distinguirse, tres sillones chesterfield eran los asientos de los pasajeros.

Al frente de la cabina había una inscripción "korku Ben titremeye", no teman yo tiemblo, escrita en turco en alusión a las bombachas turcas de sus vestimentas y debajo una cita de Gracian

Ven  muerte tan escondida Que no te sienta venir, Porque el placer de morir  No me vuelva a dar la vida

A esta altura ya se sentían inmortales, por lo que leído que fueran los escritos les servían para instruirse en aspectos del ultra  mundo y la vida eterna.

Destino Potosí, Bolivia, non stop, las reservas ya  las había hecho el pelado, en el hotel Carlos V, en la vieja habitación con vista al cerro revestida de madera perfumada que había ocupado el autor con su hijo y de paso preguntaron si no tienen guardado el pijama que el menor dejó olvidado, con respuesta negativa.

En Potosí gran movilización gran, a tres tiempos, reptando unos, rotando otros y volando muchos se dirigieron al hotel a buscar a los argentinos y juntos a recibir a  Evo, para celebrar en conjunto las preces a la Pachamama previa procesión por las  nueve iglesias con  calles revestidas con placas de plata, si bien en esta oportunidad eran de zinc, como se efectuara en tiempo de la colonia precedidos por la diablada de Oruro.



Para describir la fastuosidad del evento el idioma castellano carece de palabras, tampoco es posible transmitir la gritería destemplada de los asistentes, razón por la cual, se ha omitido, pero la profusa imaginación de los lectores podrás llenar el vacío, lo cierto es que la troica se sentía flotando a distancia del piso acompañada por la música del sollozo permanente de Galope.




Ungidos por la diosa, recorrieron la casa de la  moneda, acompañados por Evo, y el museo de los doscientos y tantos minerales extraídos del cerro, agotados fueron a descansar hasta el otro día tomar el bus con destino a la ciudad de Sucre, La Plata, Charcas, Chuquisaca, los distintos nombres con lo que se conoció la ciudad, en una ruta de gigantes cuya atmósfera merece asimilarse para substrato del alma,  a casi cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, donde se bajan tres mil metros para cruzar un río y volver a subir.

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